Departamento
19
I
Departamento
7
Los
gritos del departamento 19 despertaron a Julián. Miró su reloj 3:13am. La
garganta le dolía, probablemente estuvo roncando. Frotó sus ojos con la yema de
los dedos. Creyó oír el grito de una mujer joven.
Departamento
13
Alejandra lo escuchó también, abrazó su almohada y se
sumergió en las sábanas. Vio una película de terror antes de dormir.
Departamento
21
Isis paró de menear su sexo sobre la pelvis de Rodrigo.
Los dos se pusieron de pie y se acercaron a la ventana, el departamento 19
tenía las luces apagadas, estaban seguros que los gritos venían de ahí.
Escaleras
del edificio
Gustavo con la vista borrosa trataba de subir ebrio. No
sirvió aferrarse al barandal de las escaleras, resbaló y abrió su labio
inferior del golpe. No escuchó nada en toda la noche.
II
— ¿Escuchaste los gritos en la madrugada? —preguntó Isis
a Julián cuando se encontraron al día siguiente.
—No —dijo Julián sorprendido, él olvidó haber despertado
a las 3:13am.
—Escuché el grito de una mujer y una niña, después oí la
risa de un hombre —dijo Isis haciendo una pausa y señalando la ventana del
departamento 19— viene de ahí, avísame si escuchas algo.
Julián asintió. Al entrar a su departamento abrió la
ventana, prendió su computadora y buscó una página pornográfica.
Alejandra
tenía una cita y bajaba apresurada cuando un grito de niña la hizo detenerse.
Los cristales del departamento 19 atrapaban a la oscuridad en su interior, no
logró ver nada.
El
cielo agitado hizo que Gustavo subiera por su ropa a la azotea, el grito de la
niña lo sorprendió, buscó entre los ventanales del edificio y en uno de ellos
vio ropa interior de mujer amontonada en un lavadero, en su regla, pensó. La ropa tenía manchas de sangre.
III
Julián
abrochó sus pantalones, tomó una navaja y subió las escaleras. La ventana del
departamento 19 ahora tenía luz. Simuló ir a la azotea y pasó lento por el
balcón, había un montón de plástico y garrafones de agua vacíos. Escuchó el
grito de una mujer joven y una risa burlona. Quería tocar a la puerta y
preguntar si todo iba bien pero tenía miedo. Al bajar intentó ver a través de
la cortina de la ventana y esta vez vio en un rincón una mesa de madera, una
chica sentada en una silla y un hombre muy cerca de su rostro. La mujer agitó
sus manos al aire y gritó una vez más, el hombre se hizo hacia atrás y dio una
carcajada. Julián por temor a ser visto huyó.
IV
En
los días siguientes los gritos se escucharon a distintas horas. Isis informó al
encargado del edificio y éste dijo que en el departamento 19 vivían dos
señoritas, prometió revisar por la tarde. No lo hizo, no son mis problemas, pensó. Alejandra quiso llamar a la policía,
descolgó el teléfono, lo miró unos segundos y lo depositó en su lugar, es mejor no meterse. Gustavo no le dio
importancia cuando escuchó una vez más a la mujer, prendió su consola de
videojuegos, misión de mierda, te voy a
pasar.
V
Julián
espió desde las escaleras intentando ver algo cada ocasión que podía, sus instintos
despertaban una adrenalina formidable. En la cuarta noche logró ver a una niña
completamente desnuda, amortajada en la silla siendo quemada con un cigarro que
el hombre le presionaba en su piel, la mujer joven estaba en el piso, parecía
inconsciente. Los ojos de Julián se agudizaron, la poca luz le atraía cada vez
más y una sensación en la entrepierna le estimulaba a quedarse. Cada grito le
erizaba su miembro, deslizó su mano bajo el pantalón y frotó su sexo
frenéticamente. La niña lloraba dentro y el hombre reía, tomó del cabello a la
mujer en el suelo y la arrastró contra la silla, sujetó su rostro y ella abrió
los ojos, parecía que intercambiaron unas palabras. Juntos voltearon a la
ventana y vieron a Julián.
VI
—Los vecinos escucharán nuestros gritos maldito bastardo
—dijo Estefanía tratando de incorporarse del piso, las mallugadas partes de la
piel le ardían, su voz era débil.
—Sí, lo harán —dijo el hombre sonriendo mientras la
jalaba del cabello contra la silla, ahí Daniela sollozaba.
—La policía vendrá por ti —dijo Estefanía.
—No vendrán, a nadie le importa realmente. Sólo a nuestro
invitado —dijo señalando la ventana.
Los dos giraron su rostro.
VII
Julián trató de correr escaleras abajo pero la puerta del
departamento 19 se abrió de inmediato.
—No le hago daño a mis fans —dijo el hombre en la
puerta—, te he visto todas las noches —su rostro tenía una sonrisa encantadora—
entra, puedes divertirte con las dos zorras. ¿A quién le importa?
Julián entró al departamento y desabrochó sus pantalones.
Rubén Caballero
Petrova
Julian metiche y pervertido :v
ResponderEliminarEsta la historia como para que le sigas :3
omgg, esto tiene una que otra parafilia e.e wow, algo retorcido pero bueno :3
ResponderEliminarGracias :) pero no creo seguir con la historia, ese es el fin. Quizás sea retorcido pero yo creo que puede pasar.
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