lunes, 30 de marzo de 2015

Poema. Rosmery (Poema para el fantasma de una niña).

Rosmery



Comparto los genes
de un semen sanguíneo,
fumo y alucino.
Oh sí, sangre de nuestra sangre
te necesito como el chaman al peyote.

Tiemblo en el desierto,
veo el fantasma
que me visita cada noche.
Pregunto su nombre
¡Yo lo sé! ¡Tú lo sabes!

Morfina en las venas
rock and roll en los genitales,
¡Fúmame! enciende el fósforo.
Aspira la hierba
¡Absenta y azúcar!

¡Ellos la nombran!
¡Preguntan su nombre!
¡Yo lo sé! ¡Ella lo sabe!




Rubén Caballero Petrova

domingo, 29 de marzo de 2015

Cuento. Cocinemos (Basado en la historia real de Albert Fish, asesino en serie)

Cocinemos


I

            —El acusado es declarado culpable y condenado a cadena perpetua.

            El jurado aplaudió con fervor la decisión. Entre el público, una mujer madura de 35 años aproximadamente lloraba, la justicia había fallado. La pena de muerte fue negada. La venganza no estaba completa. Los ojos del acusado la miraron con curiosidad mientras era escoltado por dos policías sin rostro. Los dientes amarillentos del anciano se humedecieron con el roce de su lengua curtida y añeja.
           


II

            Dos semanas después la señora Fish recibió un sobre con una carta.
           
Sra. Fish:

            Hola mi hermosa dama, ojalá los días le paguen en bien sus grandes actos de amabilidad. Soy el señor Hamilton, espero me recuerde, el asesino de su hija. Aquel día la visité en su casa, en el 408 de la calle oriente, era un día hermoso. Me levanté de la cama a las ocho de la mañana, preparé un poco de té de arándano, siempre he odiado el café, es muy malo para la salud de un pobre anciano como yo. Estoy extrañado, me han dado cadena perpetua por el asesinato de tres niñas, creí que estaría colgado como una corbata, mis abogados son muy buenos, mientras que los suyos son un poco perezosos. A decir verdad, no estuve seguro de asesinar a su hija hasta aquel día. Pasé a saludarla, me invitó a comer algunas galletas y yo acepté. Susan bajó de su habitación en el momento que escuchó mi llegada, éramos buenos amigos. Su cuerpo pequeño y frágil dando pasitos coquetos por la escalera encendió mi rostro, su sonrisa de cachorrita y el aliento que rozó mi nariz al saludarme con un largo beso en la mejilla erizó mi corazón. Decidí comérmela. Se sentó en mis piernas y supe de inmediato que ese trasero suave y redondo sabría muy bien cocinado al horno. Le pedí permiso para llevarla a una fiesta y usted aceptó, imagino que se arrepiente de ello. La llevé a una casa solitaria y le dije que esperara afuera, fue a recoger flores al jardín. Subí a una de las habitaciones en la planta alta y me quité la ropa, sino lo hubiera hecho la sangre me hubiera manchado. Cuando estuve listo me asomé por la ventana y la llamé para que subiera, ella obedeció. Me escondí en un armario y cuando ella entró en la habitación salí para interceptar la salida, ella miró horrorizada mi cuerpo desnudo, gritó que le diría a su mamá. La tomé de la coleta y acerqué su cuerpo contra el mío, su piel tierna y blanca se amoldó a mis manos, mi pene no pudo evitar una leve erección con sus chillidos. Con un golpe la arrojé al piso y despedacé su ropa, ella me pateó un par de veces, pero sólo consiguió excitarme aún más, cuando arranqué su braga blanca supe que en definitiva ese trasero sería muy rico. Tomé un cuchillo para rebanarle el cuello, logré escuchar ese sonido como cuando destapas un refresco de lata y vi la sangre derramarse entre espuma y suciedad. Sus ojos verdes como esmeraldas siguieron a un sol menguante hasta una sartén. Corté en pedazos a la niña, guardé toda su carne en frigoríficos y tomé un poco de su trasero carnoso. Fue lo primero que quise devorar. Lo asé al horno con condimentos y una buena ensalada, las papas bañadas en mantequilla estaban deliciosas también, le hubiera gustado probar mi platillo. Pero qué tonto, ahora que lo recuerdo sí lo probó. Por la tarde hice que le mandaran una porción a su casa, me imagino que debió disfrutarlo tanto como yo. Su hija en verdad tenía un culo muy jugoso. Su carne me alimentó por nueve días.

Quién pensaría que un anciano tan amable como yo, sería un pícaro, ¿verdad? La cárcel no me viene bien, todos son unos idiotas sin modales y la comida es asquerosa. Las galletas de aquel día estaban muy ricas, ojalá pudiera mandarme algunas, se lo agradecería.

PD. Debo confesar que no violé a su hija, aunque pude haberlo hecho no lo hice. Puede estar tranquila, murió virgen.  

            Siempre suyo, el señor Hamilton.


           
III

Un mes después se encontró el cuerpo de la señora Fish con la cabeza desecha por un escopetazo. Fue suicidio. Un agente de policía encontró la carta junto al cuerpo. La carta explicó la muerte por envenenamiento de Jeff Hamilton “el caníbal anciano” días antes.




Rubén Caballero Petrova

miércoles, 25 de marzo de 2015

Bestiario. Selkies y Roanes

Los Selkies son seres humanos de una raza antigua, fueron desterrados al mar hace mucho tiempo. Tienen una piel que los hace parecer focas, de ahí el nombre de "Roane" que en celta significa "Foca". Se cree que los Selkies habitan también entre nosotros, cuando están en tierra se quitan sus pieles y las ocultan. Si un humano encontrara la piel de una Selkie, esta tendría que ser su esposa; y en caso de que ocurra, el humano tendrá que esconder la piel robada de la Selkie, ya que si la encuentra sería libre de nuevo. 




Estos seres habitan en los mares de Escocia, Irlanda, Finlandia, Suecia  y Rusia. No son agresivos, siempre y cuando no los ataques, ya que son fieros guerreros. Las costumbres de asesinar focas por sus pieles dio paso a esta leyenda celta. Los hombres buscaban esposas Selkies asesinando a los animales y despojándolos de sus pieles. 



Hay una leyenda sobre un cazador que se dedicaba a matar focas para vender su piel en el norte de Escocia. Un día, este cazador tuvo una difícil pelea contra una foca enorme, por más que la apuñaló no se rendía, así que tuvo que darse por vencido y regresar a su casa sin una piel para vender. Por la noche, dos muchachos tocaron en la puerta, iban desnudo y eran hermosos, con un brillo mágico para cualquier humano. Obligaron al cazador a ir con ellos hacia una cueva llena de focas. La foca que no logró matar por la mañana se encontraba moribunda en el suelo, dando gemidos de dolor, el cuerpo le sangraba y su respiración era débil. 
Los muchachos que lo llevaros hasta la cueva le pidieron que salvara a la foca. El cazador se acercó a ella, tomó el cuchillo con el que la había lastimado y lo rompió en un impulso de culpa. Un círculo de luz rodeó las heridas del animal y este se levantó curado. El hombre sorprendido juro jamás volver a matar a una foca. Los muchachos lo acompañaron hasta su hogar, cuando lo dejaron en la entrada regresaron a sus pieles, perdiendo la forma humana del Selkie. 


Les habla El Caminante, espero les haya gustado estos interesantes seres mitológicos del folclore celta. 

Hasta la otra. 

martes, 24 de marzo de 2015

Cuento. La voz del payaso (tributo a "It" de Stephen King)

La voz del payaso


Porque Pennywise sí existe, Stephen King lo sabe, vive entre nosotros.



I

Emmy, soy yo, Pennywise.

            —Mamá dice que no existes, dice que sólo eres imaginario.

Emmy, ¿es que no me ves junto a ti?

            — ¿Dónde? —preguntó la niña.

Camina un poco más, eso es, ahora cierra los ojos. ¿Escuchas esa respiración, la sientes en tu cuello cada vez más agitada? Abre los ojos, gira tu cuerpo poco a poco, mira hacia el espejo.

            — ¿Prometes no asustarme? No me gusta cuando lo haces.

            La chica de doce años acercó su rostro al espejo, juntó sus coloradas mejillas al cristal, el vaho de su aliento empañó el vidrio.

¿Ahora me ves?

            —Sí.




II

            —Emmy, ¿sucede algo? —preguntó la señora Love—. Sal de tu mundo.

            —Lo siento, estaba imaginando algo.

            La señora Love llevaba a la hermanita de Emmy en brazos, pataleando entre su regazo.

            —Voy a bañar a tu hermana.

            —Mamá, ¿dejarás que vaya a la fiesta de Susan?

            —Sí, pero antes termina tus deberes.

            Emmy, acostada en su cama con el cuerpo extendido, escribía los resultados de algunos problemas cuando escuchó sonar el teléfono.

No contestes.

            —Mamá se enfadará.

Te he dicho que no contestes.

            La señora Love salió del baño en una carrera.

            —Emmy, cariño, ¿por qué no contestas? —dijo descolgando el teléfono y bajando por las escaleras de la casa.

Ve al baño.

            —Tienes razón, debería ir a cuidar a mi hermana —respondió la niña.

            Emmy entró al baño, en la tina estaba su hermanita reventando las burbujas de jabón con el mástil de un barco de juguete. Cuando vio a la niña, comenzó a reír estirando los brazos.

Ahí está la pequeña Lili, indefensa, hazlo ahora, nadie lo sabrá Emmy. ¿No quieres ver esos ojitos hinchados y desorbitados saliendo de las cuencas de su diminuta cabeza calva?

            La niña acercó sus manos al rostro de Lili, sintió su piel suave y húmeda, deslizó la yema de los dedos por sus mejillas y las apretó fuerte, la pequeña se deshizo del agarre. Las manos de Emmy rodearon el cuello de su hermana.

Tus manos son una guillotina Emmy, y las guillotinas destrozan el cuello de las personas, tus dedos son filosos y brillan. Quiero ver sangre, sangre, sangre perra inmunda. ¡Dame sangre!

            —Cariño, viniste a cuidar a tu hermana —dijo de pronto la señora Love detrás de la niña—, muchas gracias, ya he vuelto.




III

            Emmy tecleó en google “ritual de sacrificio”. La lista de resultados fue inmediata, nada que le fuera de utilidad.

Esas son puras tonterías Emmy, tú sabes qué hacer para devolverme a la vida.

            El claxon del auto de su madre pitó varias veces.

            — ¡Ya baja Emmy, te llevaré a la fiesta de Susan! —gritó su mamá.

            

La niña tomó su mochila y bajó corriendo las escaleras.

¿Llevas todo?

            —Sí.



IV

            —Yo creo que son unos imbéciles, Jack.

       —Tienes toda la razón, odio el marketing. Son un montón de hijos de puta, charlatanes diciéndole a todo el mundo que es infeliz, y sólo llegará a ser pleno cuando tenga las porquerías que ellos venden.

            El timbre de la puerta sonó en la sala, donde hablaban Jack Bolt un vendedor de autos usados, amigo de la familia y el señor White, padre de Susan. Susan tenía puesto un gorro de fiesta de un payaso con una sonrisa. El timbre sonó una vez más.  

            —Ya voy, ya voy —dijo el señor White.

            Emmy entró corriendo por la puerta buscando a Susan.

            —Le dejo a Emmy señor White, regreso por ella a las ocho —dijo la señora Love.

Susan abrazó a Emmy.  

            —No te burles del gorro —sentenció apenada Susan—, mi papá me trata como si tuviera tres años.

            —A mí me gusta —afirmó Emmy—. Me recuerda a Pennywise.

            — ¡Qué miedo! —dijo horrorizada Susan—, ahora me gusta menos, ese payaso nunca me ha gustado.

            —Tengo algo que enseñarte —dijo Emmy—. Salgamos de la casa, podemos ir al bosque siempre y cuando no nos adentremos tanto.

            Susan dudó por un momento, quería abrir sus regalos y comer pastel con sus otras amigas, pero creyó que Emmy le tenía una gran sorpresa y aceptó.  




V

            —Deberíamos detenernos Emmy, hay que volver, quiero abrir mis obsequios y atiborrarme del pastel de chocolate —suplicó Susan que era arrastrada del brazo por Emmy.

Calla a esa sucia perra, no la soporto.

            —Sólo un poco más Susan.

            Las chicas se habían salido del lindero del bosque y seguían avanzando, al cabo de un rato Susan no quiso seguir más.

            — ¿Qué te sucede?, yo me regreso —dijo enfurecida.

            Emmy soltó el brazo de su amiga, tomó la mochila y abrió el zíper. Susan iba de vuelta cuando fue derribada por un empujón. Su cabeza azotó fuerte contra el pasto y la tierra, sintió polvo entre la lengua y el paladar. Trató de levantarse pero sintió un puntapié en el rostro, perdió el equilibrio de nuevo.

Eso es, mi amada Emmy, acaba con esa sucia habladora.

            — ¿Qué haces? —preguntó horrorizada Susan al ver a su amiga sacando un cuchillo de la mochila.

            —Voy a traer a la vida a Pennywise.

Mátala, mátala, dame sangre, dame de beber de la sangre de esa puta.

            —No es divertido Emmy, déjame en paz, le diré a papá…

¡Mátala!

            —“Voy a mostrarte cómo flotan aquí adentro” —Emmy imitó la voz del payado de “IT”. 

            —Deja de citar esa estúpida película, por favor, no lo hagas.

Hazlo, hazlo, hazlo, hazlo. 

            Susan se levantó e intentó correr, pero un cuerpo la interceptó y sintió el aguijón en el pecho, el hierro atravesó la carne de la niña y un torrente de líquido vital palpitante salió humedeciendo su cuerpo débil y herido. Luego, otro pinchazo, y otro más, y otro.

Así se hace, sí, sí, sí, la vida regresa a mí. Emmy, cuando tenga tu cuerpo te asesinaré también, ¿me escuchas zorra? ¡Ya mátala!



VI

            Meg Sanders escuchó timbrar el teléfono de su cubículo y respondió inmediatamente.

            —911, ¿cuál es su emergencia?

            —Necesito una ambulancia y a la policía —dijo la voz de un joven—, encontré a las orillas del bosque a una niña, creo que ha sido apuñalada.

            — ¿Que ha sido qué? —repitió Meg al teléfono— ¿Apuñalada?

            —Dice que tiene problemas al respirar, dice que la han apuñalado varias veces.

            — ¿Está consciente?

            —Sí, lo está, pero tiene problemas para respirar profundamente. 




VII

            Dos meses después, se dio por culpable a Emma Love de doce años de edad por el intento de asesinato de Susan White. Susan a pesar de recibir varias puñaladas no dañaron arterias principales, una de ellas estuvo a punto de tocar su corazón. A Emma, le diagnosticaron un trastorno esquizoafectivo. Fue llevada al manicomio “Misery”. Dos años más tarde, desapareció de su cuarto, nadie sabe su paradero, algunas personas del manicomio aseguran haber visto a un payaso rondar por las noches.



Rubén Caballero Petrova


           
             


lunes, 23 de marzo de 2015

Recomendación. Cine: El Lado Oscuro del Corazón

Hola, les habla El Caminante.
Hoy vengo a recomendar una hermosa película (pero no hermosa en el sentido de amor perfecto, sino una forma nueva de verlo). El lado oscuro del corazón, es una película dirigida por Eliseo Subiela (director de No te mueras sin decirme a dónde vas y Hombre mirando al sudeste), se estrenó el 21 de mayo de 1992.
Con actores como Darío Grandinetti, Sandra Ballesteros, Nacha Guevara y el propio Mario Benedetti. Poemas de Oliverio Girondo, Mario Benedetti y Juan Gelman. Además, ganadora del festival de Montreal 1992 como mejor película y en el festival de La Habana de ese mismo año.


La historia gira sobre un poema del verdadero Oliverio Girondo (poeta argentino), el poema Espantapájaros I es el centro de la historia, encontrar a la mujer que "vuela" es la trama principal de la película. Aquí el poema.
https://www.youtube.com/watch?v=Wk3BhcMuBDI

Oliverio (personaje principal de la película) es un poeta que vive de decir sus poemas en la calle, cambia de departamento constantemente y es perseguido por la Muerte (interpretada por Nacha Guevara), como una metáfora de la relación romántica de la muerte y el poeta. Oliverio busca a la mujer que "vuela", la mujer etérea que le dé amor. En su búsqueda subjetiva, conoce a Ana, una prostituta de Buenos Aires, de la que se enamora desde el primer momento (y con razón, porque es una mujer única).




Para nuestro protagonista es normal que en un sólo día, hable con la muerte, con alguna vaca (donde imagina que es su madre), escribir algún poema para intercambiarlo por carne azada junto con sus amigos, un escultor poco común y un profesor de lenguas, hablar con sus propias personalidades y salir en busca de alguna mujer.



En su travesía por encontrar y enamorar a la mujer que vuela, conoce otras mujeres, que aunque no vuelan le dieron de comer a la "nutria". Entre ellas una mujer discapacitada (ciega) y una con bigote (eso es hormonal). La película es todo un viaje por el momento justo de la vida del artista argentino de aquellos tiempos. Con una fotografía oscura y música acorde, le dan un estilo singular, es una película con características no comerciales que inesperadamente se hizo comercial.

Hay algunos poemas que interactuan directamente con la trama:

Oliverio Girondo
Espantapájaros 1
Espantapájaros 18
Espantapájaros 22
Comunión plenaria
Interlunio
Dicotomía incruenta

Mario Benedetti
Táctica y Estrategia
No te salves
Rostro de vos
Canje
Me sirve y no me sirve
Nuevo canal interoceánico
Corazón coraza

Juan Gelman
Poco se sabe
Preguntas
Costumbres
Sefiní

La música es indispensable para el disfrute de las escenas.
Música:
María Martha Serra Lima junto al Trío Los Panchos: Algo contigo, Verdad amarga.
Lucho Gatica: Somos.
Altemar Dutra: Alguien me dijo.
Tito Rodriguez: Inolvidable.
Fito Páez: Ciudad de pobres corazones.




Si eres un amante de la poesía, el amor, la música tipo cabaret o lo romántico (no meloso), ésta película es para ti.  Abajo dejo el Link de la película completa... Hasta la próxima.

Atte: El Caminante

Link El Lado Oscuro del Corazón
https://www.youtube.com/watch?v=RnjXUAJo0Yw

viernes, 20 de marzo de 2015

El príncipe mestizo, Severus Snape.

Harry Potter es una de mis sagas de libros favoritas, y cuando pienso en sus personajes, el primero que me viene a la mente es Severus Snape. Un personaje que va evolucionando de libro en libro; un personaje misterioso y oscuro, con una historia de amor increíble.

Severus Snape nació el 9 de enero de 1960, de sangre mestiza. Su madre se llamaba Eileen Prince y su padre (siendo muggle) Tobías Snape. En 1971, entró a Hogwarts colegio de magia y hechicería, asignado a la casa de Slytherin. A los 22 años comenzó a ser profesor de pociones en Hogwarts, siendo contratado por Albus Dumbledore. En 1996 llega al puesto de profesor Contra las Artes Oscuras y finalmente, en 1997 se hace director. Fue asesinado el 2 de mayo de 1998 por Nagini, la serpiente (y Horrocrux) de Lord Voldemort.


J. K. Rowling describe a Snape como un "horrible profesor". En los primero libros vemos el carácter irritante del personaje, favoreciendo siempre a su casa y mofándose de alumnos como Harry o Neville Longbottom.

«Ustedes están aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones. Dado que habrá muy poco de tontos movimientos de varita aquí, muchos de ustedes van a dudar de que esto sea magia. No espero que realmente entiendan la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores brillantes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria, ¡hasta ponerle un alto... a la muerte...! A menos que sean como el montón de alcornoques a los que, habitualmente, tengo que enseñar.»
—Discurso introductorio de Snape como profesor de Pociones.

Su apariencia desde pequeño fue pálida y desgarbada, con una nariz aguileña y el cabello negro y grasiento. Usaba una túnica más grande a la de su talla y una blusa extraña por la que recibió alguna burla de Petunia Evans (tía de Harry y hermana de Lily). De mayor, su ropa siempre era negra, con el cabello largo y grasiento, unos ojos penetrantes y dientes amarillentos.

En los años que estudió en Hogwarts usó el sobrenombre de Príncipe Mestizo, ya que el apellido de su madre era Prince y su padre era un muggle, se autonombró con ese mote.

La relación que tuvo con su padre, fue la causante del comportamiento contra los muggles que desarrolló más adelante, y la unión con los mortífagos. Su padre era una persona cruel, maltrataba constantemente a la madre de Severus, ella lo protegía a él de ese mismo maltrato. Este trauma de la niñez, formó el carácter de desprecio en Snape, el conflicto en su interior y el sentimiento de creerse superior a los muggles lo llevó al camino de Lord Voldemort.




Desde pequeño vivió enamorado de Lily Evans, la observaba escondido en el parque que ella solía visitar, un día le dijo que él también podía hacer magia. Fueron mejores amigos hasta entrar en Hogwarts, el sombrero seleccionador mando a Lily a Gryffindor, esto los separó mucho, además del comportamiento de Snape con las artes oscuras. El momento de la separación de ellos dos fue cuando Severus le dijo "Sangre sucia", después de que lo ayudara cuando James Potter lo molestaba. El orgullo de Snape echó a perder su amistad. A pesar de ello, él la amó por siempre. En el momento del asesinato de Lily, él se arrepiente de todos sus actos y acude a Dumbledore, quien le da una segunda oportunidad para unirse a las fuerzas del bien. Por el amor a Lily, protegió a Harry todo el tiempo, por ordenes de Dumbledore siguió en su papel de espía y con un valor admirable asesinó al mismo Albus. Regresó a Hogwarts como director para proteger a los alumnos.

Para despedirnos de este increíble personaje, dejo la cita cuando Harry le dice a su hijo que no se preocupe si es seleccionado para la casa de Slytherin:

«Albus Severus Potter, llevas el nombre de dos grandes directores, uno era de Slytherin, y fue el hombre más valiente que he conocido.»

Espero les guste este mini especial de Severus Snape, el Príncipe Mestizo. Abajo en comentarios díganme, ¿quien es su personaje favorito de Harry Potter? Nos vemos hasta la otra.

Los saluda El Caminante.



jueves, 19 de marzo de 2015

Emolga

La criatura estaba viva, en su piel casi humana se distinguían las venas palpitantes de un tono transparente. El cristal del contenedor estaba esparcido por el piso grisáceo, el líquido amniótico artificial resbalaba sobre la criatura como ríos atravesando montañas grumosas y llanos solitarios. El científico se acercó dubitativo, vio los grandes ojos de insecto, la cabellera larga de mujer y unos labios carnosos, el pecho le tembló de emoción y aquel espécimen le habló.

            — ¿Quién soy? —dijo con una voz femenina y rasposa.
            —Tu nombre es Emolga —dijo el científico con rostro extasiado.
            —E-mol-ga… —repitió la criatura.

            El científico la guió frente a un espejo largo. La criatura vio su cuerpo semihumano, tocó sus grandes pechos con pezones y aureolas rosadas, deslizó una mano en el vientre plano y se detuvo en la ingle, donde hundió un par de dedos, palpando cada parte de su enigmático sexo de mujer. Su rostro tan parecido al humano y tan diferente al mismo tiempo, hizo una mueca de sorpresa, la sensación de rozar esas partes tan íntimas la ruborizó, era una sensación nueva.

            —Eso es —dijo entusiasmado el científico, sus labios se deformaban en un intento de sonrisa—, mi querida Emolga, por eso te he creado —el hombre se acercó a la espalda de la criatura y apretó una de sus nalgas.

            Emolga giró su cuerpo con sorpresa, sus grandes ojos de insecto se abrieron aún más, la voz le temblaba y vio lo viejo que era su creador, el calor le surgía a borbotones. El científico bajó su pantalón, tenía una erección como serpiente feroz. La criatura con su piel crispada se inclinó, instintivamente frotó el pene de su creador, las líneas de ADN le indicaban qué hacer exactamente, ella lo sabía todo, lo conocía todo, la sangre le hervía. Colocó el falo carnoso en su delicada boca, deslizó la lengua alrededor del glande con tal agilidad que este creció un poco más, atravesando su garganta.  

            El científico recostó a Emolga en el suelo, abrió sus piernas y hundió su pene hasta el fondo húmedo de su vagina. La criatura creyó que su sexo le quemaba, contoneó las caderas de una forma no humana, en ángulos imposibles para una columna normal. Sus labios vaginales succionaron como si fuera su misma boca haciéndolo. En un arranque eufórico, empujó a su creador, y estando sobre él se aferró con fuerza a su cuerpo. El ADN le decía qué hacer, el movimiento de su cintura aceleró como una licuadora sin botón de apagado. El científico trató de zafarse del férreo abrazo que lo mantenía atrapado. La carne de su pene se desgarró poco a poco, Emolga frenética seguía su balanceo interminable. El hombre trató de golpearla pero no podía moverse por el dolor, sus gritos no traspasarían las gruesas paredes del sótano. Esa devoradora despedazó el glande y los testículos, sólo quedaron retazos sanguinolentos.

            Las arterias de Emolga brillaron tenuemente detrás de su piel. Sus venas nutridas desde la vagina hambrienta absorbieron cada recuerdo, cada suspiro de vida del cuerpo de su creador. El ADN le daba nueva información a su cerebro: un nombre, Alanis Krost, su creador; los recuerdos de una mujer que murió hace años y amó con locura, la imagen de su hija muerta en un accidente de avión, y la sonrisa de su nieta, una niña pequeña con hoyuelos y rizos dorados que lo esperaba arriba, en su habitación. El cuerpo de Emolga se transformó con sonidos de grandes burbujas croando, la piel se estiró, sus manos lizas se hicieron viejas y rugosas, sus pechos rosados se aplastaron y de su ingle salió un pene de gran tamaño. Caminó al espejo.

            Subió las escaleras, sabía que la conducirían a la salida de ese oscuro sótano. Abrió la puerta sellada, sus ojos se cegaron por un instante, no estaba acostumbrada a tanta luz. El aire era más limpio y ligero, sus pulmones tomaron demasiado aire y empezó a toser muy fuerte. Escuchó algunos pasos, giró el rostro, su nieta lo miraba confundida.

            — ¡Abuelo, no quiero jugar a eso otra vez! —dijo la niña con los ojos llenos de lágrimas al ver el cuerpo de su abuelo desnudo.

            Emolga tuvo algunas imágenes en su mente, vio a la niña desnuda, implorando que se detuviera, y una sensación tan placentera. El nuevo pene de la criatura alcanzó una erección tan prominente que la niña retrocedió, observando recelosa y asustada. El brazo de Emolga se estiró tomando una forma acuosa para pescar a la niña del cuello, los dedos se apretaron sobre su frágil piel dejando marcas rojas. La alzó a la altura de su pecho, su serpenteante órgano entró en la jovencita. Tomó con sus brazos la cintura de la niña, ella trató de zafarse en vano. El pequeño cuerpo no soportó tal brutalidad, la sangre de su vagina salpicó sobre el piso y escurrió en las piernas de Emolga. El pene de la criatura giró como taladro despedazándolo todo.

            La criatura sabía que podía transformar su cuerpo al de la niña, pero no lo hizo. Los recuerdos de su nueva víctima llegaron dictados por su genética impregnada en la sangre. Caminó por la casa deshabitada, vistió su cuerpo con la ropa favorita asignada por un recuerdo y abrió la puerta.


Rubén Caballero Petrova