martes, 19 de mayo de 2015

Cuento. Esclava de juguete. (Historia basada en un creepypasta de un post real en la Deep web).

Esclava de juguete



I

En alguna parte de Checoslovaquia, 1990.

           
—Vojta, tu madre murió por zorra.

            Vojta los miró con sus grandes ojos azules, la cara llena de lodo y una sonrisa de odio. El pecho le ardía como si la bala que asesinó a su madre despedazara su carne. Se aferró a la nieve con sus botas viejas y quiso asesinar, asesinar de verdad.

            —Oí que le dispararon en la cabeza cuando se la chupaba a un hombre —dijo el muchacho a su compañero.

            —Oí que lo hizo con cuatro hombres al mismo tiempo —respondió su compañero.

            Una bala afilada con la velocidad partió el cráneo del primer chico. Vojta absorbió la sangre salpicada en su rostro y una segunda bala dio en la pierna del otro muchacho que cayó confundido. Un hombre en gabardina se acercó a Vojta con el revólver en la mano.

            —Termínalo —le dijo mientras ofrecía su arma.

            Los labios le temblaban y un furor cálido adormeció su tacto, tomó el revólver y apuntó entre los ojos de un cuerpo desesperado, disparó.

            —Tú vales mucho, ¿cuál es tu nombre? —dijo el hombre de la gabardina.

            —Vojta Vaněk, señor…

            —Llámame doctor Kováč. Escuché lo que decían esos brutos, no pude evitar intervenir.

            —Se lo agradezco doctor Kováč —dijo Vojta.

            —Son tiempos difíciles ¿no es cierto?

            —Lo son.

            —Pero sólo en tiempos como estos te puedes convertir en el rey del mundo. Ven conmigo —le extendió un fajo de billetes— trabajarás para mí.


                                                                                  II

            El doctor tenía un laboratorio secreto bajo los escombros de una fábrica textil abandonada. La primera semana trató como un hijo a Vojta, pero algo en ese hombre le producía escalofríos. Había prótesis de brazos y piernas en un almacén. Le prohibió entrar a muchas salas, los otros trabajadores no eran muy amistosos, todos vestían con un traje gris de hule, guantes y máscaras de cuero. El tercer día de la segunda semana una camioneta destartalada trajo un paquete para el doctor. Una niña desnuda y atada.

            —Ya es hora que conozcas el negocio de la familia, Vojta trae a la niña —dijo el doctor Kováč.  



III

            No quiero ir con ese tipo, me mira extraño. Me aferro al barandal de las escaleras del orfanato. Veo al hombre darle muchos billetes a la encargada, ella los guarda en su falda, me mira por última vez.


            —Natálka estarás bien, este hombre será tu nuevo papá.

            Él no tiene ojos cariñosos como papá. Me toma del brazo y me lleva arrastrando a una camioneta vieja. Dentro hay otro hombre, mete algo a mi boca, me quitan la ropa a jalones y me amarran con una cuerda. Huele extraño, me siento cansada.


IV

            — ¿Cómo se llama, todo bien? —dijo el doctor Kováč.

            —Natálka, tiene nueve años, huérfana. No hubo testigos —dijo el hombre de la camioneta.

            —Mira Vojta, sólo cuatro años más joven que tú. Es realmente hermosa, podremos venderla en cuarenta o cincuenta mil dólares.

            Vojta llevó a la niña inconsciente en una silla de ruedas al laboratorio restringido, la respiración de la pequeña era muy lenta y profunda, su piel desnuda y sucia tenía costras de fango. Jamás había entrado al laboratorio, era un quirófano. Instrumentos de cirugía, cierras extrañas y motorizadas, prótesis de goma y metal, pinzas, guantes y medicamentos en frascos y cajas.  

Sobre una mesa había unas anotaciones:

“Construcción de esclavas de juguete”

1.      Limpiar y anestesiar.
2.      Amputar brazos hasta los codos y piernas a las rodillas.
3.      Colocar barras de metal y silicona sobre los muñones para ajustar sus nuevas extremidades; prótesis que darán un efecto de movimiento de muñeca a nuestra niña.
4.      Cortar cuerdas bucales y extraer todos los dientes para evitar posibles ataques a clientes.
5.      Implantar silicona en la boca para aparentar una dentadura que no desfigure el rostro.
6.      Cuatro meses de tratamiento para la recuperación de las heridas.
7.      Dañar los ojos con un láser periódicamente.
8.      Perforar tímpanos para causar sordera.
9.      Amamantar con mamilas de té y papilla 4 veces al día (no queremos que nuestra muñequita se ponga gorda).
10.  Torturar con castigos sexuales y psicológicos hasta volverla sumisa.
11.  Colgarla de sus prótesis para saber si está lista.
12.  No necesita muchos cuidados, sólo higiene constante.


—Veo que ya te has informado Vojta —dijo el doctor al entrar al quirófano— eso me alegra, no debo explicarte nada. Ve a limpiar a esa cerda, dale un baño y si quieres tocarla y masturbarte puedes hacerlo, pero no la penetres o el precio de su venta será más bajo.

Vojta aseó a Natálka. Tenía miedo que despertara y lo viera con ella desnuda en la tina. Sentía atracción por la niña pero no hizo nada de lo que sugirió el doctor. Verla era suficiente para él.  
           

V

            Natálka no había recobrado la conciencia desde que llegó al laboratorio. El doctor Kováč mutiló las partes necesarias. Vojta deseaba ayudarla pero tenía mucho miedo. Y así pasaron las semanas con el tratamiento. El doctor obligó a Vojta a realizarle torturas sexuales y alimentarla. Muy en el fondo no le desagradaba cuidar de ella.


VI

             Me duele mucho y no siento mis brazos ni mis piernas, algo me sujeta constantemente. No puedo hablar, la garganta arde, y no escucho sonidos, es como si estuviera en la nada. En ocasiones tengo mucho dolor en el cuerpo, entre mis piernas siento punzadas como agujas y mordidas en el pecho, los pezones me arden. Pruebo la comida que me dan con una mamadera. La mayor parte del tiempo tengo hambre pero no puedo pedir más, si me muevo duele, duele mucho. Escucho una voz suave en ocasiones, y unas manos tocan mi cuerpo, me hacen sentir seguras cuando lo hacen de esa manera, la temperatura de mi cuerpo sube y siento cosas extrañas entre mis piernas, me gusta cuando me tocan así, pero odio cuando duele. El olor de esa persona es sal y humedad.



VII

            Vojta descolgaba del “guarda muñecas” a Natalka todos los días. El guarda muñecas tenía otras cuatro niñas pero no eran su responsabilidad, una de ellas estaba embarazada y sería vendida en un par de días, las demás esperaban su venta. No había pensado que todas las muñecas se irían algún día, incluso Natalka. Pasaba la mayor parte del tiempo viéndola y complaciendo su tacto, empezaba a disfrutar las torturas con agujas en su sexo y cera en la piel. Aprendió a detectar lo que ella prefería y lo que necesitaba.


VIII

            Natalka en ocho meses encontró comprador. Se iría de Vojta para siempre. Escapar. Escapar. Escapar. Escapar. Escapar. Escapar. Escapar. Era la única forma y él lo sabía. Buscó el revólver del doctor. Lo guardó en sus pantalones. Natalka esclava de juguete es mía, pensó. Esa noche durmió profundamente.


IX

            — ¿Dónde estoy? Me duele el cuerpo… —Vojta no podía hablar. 



X

            —Perdóname Vojta pero me ha llegado el pedido de un lindo muñeco —dijo el doctor Kováč— ahora sé un buen niño y abre la boca, bastardo traidor.  



Historia basada en un creepypasta de un post real de la deep web.



Rubén Caballero Petrova

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