miércoles, 27 de mayo de 2015

Especial. Los poetas malditos (Primera parte y poema de Arthur Rimbaud)

Los poetas malditos es un libro de ensayos del poeta Paul Verlaine, publicado en 1884. 

El libro menciona a seis poetas: Auguste Villiers de L'Isle-Adam, Tristan Corbiére, Arthur Rimbaud, Marceline Desbordes-Valmore, Sthéphane Mallarmé y el propio Paul Verlaine. 



Paul escribe sobre el estilo de la poesía de estos autores y también de anécdotas cuando tuvo la oportunidad de hablar y conocer a algunos de ellos. Nos explica que el carácter único y destructivo en algún punto llegó a ser el peor enemigo de estos poetas, pero también su más grande virtud y genio (ya saben, poetas ebrios y tristes igual a excelentes poetas, una formula muy antigua). La mayoría de ellos tuvo vidas trágicas llevadas a la autodestrucción, según Verlaine esto les dio el don para cambiar la escritura. 

El término "Poeta maldito" viene del poema de Charles Baudelaire llamado Bendición, que inicia su libro Las flores del mal. Ahora se refiere este término a todo escritor, poeta o artista que independientemente de su talento, es incomprendido, trágico, bohemio, destructivo (raro), sin éxito en vida y que hayan desarrollado un arte libre, nuevo o provocativo. 

Empecemos este especial con un poema de Arthut Rimbaud. 



Temporada en el infierno (fragmento)


En otro tiempo, si recuerdo bien, mi vida era un festín en el que todos los corazones se abrían, en el que todos los vinos corrían.

Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. -Y la encontré amarga. -Y la injurié. 

Me he armado contra la justicia.
He huido. ¡Oh brujas. oh miseria, oh odio, a vosotros a sido confiado mi tesoro!

He llegado a borrar en mi espíritu toda humana esperanza. Sobre toda alegría, para estrangularla, he ensayado la sorda acometida de la bestia feroz. 

He llamado a los verdugos para roer, mientras perecía, la culata de sus fusiles. He invocado las plagas para ahogar con la arena, la sangre. La desgracia ha sido mi dios. Me he tendido en el barro. Me he secado en el aire del crimen. Y le he hecho buenas trampas a la locura. 

Y la primavera me ha traído la risa abominable de cretino. 

Hasta que últimamente, creyéndome en mi último cuac, he pensado en buscar la clave del antiguo festín, donde quizás recobre el apetito. 

La caridad es esa clave. -¡Esta inspiración prueba que he soñado!

"Seguirás siendo hiena...", etc., bramaba el demonio que me coronó con tan agradables adormideras. "Gana la muerte con todos tus apetitos, y tu egoísmo y todos los pecados capitales". 

¡Ah!, estoy ahito: -Pero, querido Satanás, te conjuro, ¡una pupila menos irritada!, y en tanto esperas las pequeñas cobardías retrasadas, tú que amas en el escritor la falta de facultades descriptivas o instructivas, arranco estas pocas páginas odiosas de mi carnet de condenado. 



Así termino esta primera parte de Los poetas malditos, en los próximos días subiré poemas de los demás. 

Les habló El Caballero Caminante y no olviden pasar al facebook darle me gusta:


Hasta la otra. 

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