Espantapájaros I
Me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo,
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
el hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento a insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible
-no les perdono, bajo ningún pretexto que no sepan volar,
si no saben volar, pierden el tiempo conmigo.
¿Puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Qué diferencia hay entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Ya no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
Oliverio Girondo
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